Queridas amigas, en el post de hoy vamos a hablar sobre algunos hábitos que harán nuestra costura más sostenible y ecológica.

Costura sostenible | Betsy Costura

Desde que comenzamos a darle forma a nuestras ideas y ver el potencial que tiene hacer cosas con nuestras propias manos, la concepción que tenemos sobre los hábitos de compra y uso cambian radicalmente. Tomarse el tiempo necesario para escoger tejidos y fornituras, hacer pruebas y lidiar con las equivocaciones forma parte del ritmo de la costura, lo que nos hace ver que quizás no necesitemos tanto ni de una forma tan immediata en nuestras vidas.

Pero, en muchas ocasiones, cegadas por la emoción y por la cantidad de atractivos materiales que hay en el mercado para nuestra vocación artísitica, volvemos a caer en los patrones de consumo habituales.

A continuación vamos a ver una serie de consejos que nos ayudarán a coser más saludablemente, aprovechando los recursos que tenemos a mano, lo que dará a nuestros proyectos un extra de calidad espiritual.

¿Listas para conocer los secretos de la eco costura?

Compra de tejidos

Para no acabar siendo víctimas de nuestra amada colección de retales, lo que debemos hacer es ponerle freno a la compra compulsiva de tejidos. Me atrevería a asegurar (me la juego) a que la mayoría de nosotras no nos quedan más estanterías, cajas o rincones libres para colocar tejidos. El sitio se ha agotado. Pero lo mejor es que cuando vamos a empezar un proyecto nuevo, ¡no tenemos ningún tejido apropiado! Así que volvemos a comprar y añadimos unos retales extra que nos han enamorado. Podríamos decir que es un círculo vicioso.

Una buena manera de ir eliminando stock y poder seguir adquiriendo el tejido preciso para nuestros nuevos proyectos es obligarnos a utilizar un número concreto de retales que tengamos en un futuro próximo. Por ejemplo, en mi caso, tengo pensado hacerme 5 prendas hasta finales de año (bueno, es la idea, ya veremos si llego a 2) de las cuales 2 o 3 tienen que ser con retales que tengo en mi haber. Escogeré el diseño de la prenda en función del tejido, haciendo el proceso al revés de lo habitual, que es elegir modelo y buscarle la tela. Tener una muestra de cada tejido disponible pegado en una libreta puede ayudarnos a controlar nuestra colección y facilitar la elección.

Utilizar un tejido que tienes hace tiempo ¡es muy satisfactorio!

Reutilización de la glasilla

El tejido que normalmente utilizamos para hacer el prototipo de una prenda, la glasilla o cotonet, puede perfectamente ser utilizado en varias ocasiones.

Del prototipo de un abrigo salen piezas de tejido bien hermosas que pueden servir para hacer el prototipo de una camisa o falda. Hasta que el trozo sea muy pequeño, ¡muchas piezas podemos probar!

Una vez esta prenda de prueba ha hecho su función, la desmontamos fácilmente (las puntadas de hilván, con unos vigorosos tirones salen) y le damos una buena sesión de plancha. Para poder utilizar estos trozos de tejido con el recto hilo correctamente, es recomendable marcarlo con papel de calco y ruletilla. Así, cada vez que cortéis una pieza nueva, tendréis la seguridad de hacerlo bien. Además, no es ningún crimen cortar a contrahílo alguna parte poco protagonista de un prototipo.

Prendas en desuso

No hay mejor proveedor de botones y cremalleras que el montoncito de prendas que tenemos fuera de circulación. Antes de tirar una prenda (siempre que esté en buenas condiciones, la podemos donar) hay que hacer un expolio de botones, corchetes, cremalleras y demás fornituras y complementos. Con el tiempo, tendremos una colección interesantísima y muy variopinta que podremos utilizar en nuestros proyectos.

Algodón orgánico

Es una opción a la hora de comprar tejido que merece la pena mirar con cariño porque ayuda a preservar el medio ambiente a la par que evita la exposición de la piel a sustancias tóxicas.

El algodón orgánico se cultiva en tierras libres de sustancias tóxicas donde no se utilizan pesticidas ni insecticidas y en las que se practica la rotación de cultivos, lo que evita el desgaste de la tierra, entre otras cosas. Su precio es más elevado, pero podemos intercalar su adquisición con el resto de nuestra lista de la compra y poco a poco ser más curiosas y responsables con los materiales que adquirimos.

Lavar con agua fría

Este hábito es totalmente extrapolable al ámbito doméstico y con mucha seguridad os ayudará a reducir vuestro consumo de electricidad. Muchas veces abusamos de la temperatura de la lavadora, dando, además, muy mala vida a nuestras prendas. Lavar con agua fría o templada nuestros tejidos es más que suficiente para poder trabajar con ellos después.

En la misma línea, el uso de secadoras indiscriminado ¡debe llegar a su fin! Tender al aire libre (y si hay sol moderado, mucho mejor) nuestras telas de vivos colores alegrará la vista a más de una.

Luz natural

Aprovechar un ventanal, las horas de luz diurnas o un banco estratégico en el parque es la mejor manera de ser sostenible y mantener nuestros ojos sin dosis de colirio innecesarias.

 

Como veréis, esta es una pequeña lista de hábitos que podemos incorporar a nuestra metodología y hacer nuestra costura más harmónica y en equilibrio con lo natural. ¿Tenéis algún consejo o reflexión sobre el tema? ¡Esperamos vuestros comentarios!

Vuestra,

Betsy